28/9/08

DELINCUENCIA ORGANIZADA I

LA DELINCUENCIA ORGANIZADA
(Primera parte)

La delincuencia organizada, provista de informes sobre personas o familias, armas de alto poder y de disciplina militar, tácticas de combate y agrupada en comandos, que con los rostros cubiertos realizan los más sorprendentes ataques a instituciones bancarias, a empresas, a empresarios, a funcionarios públicos y a políticos de alta o menor jerarquía, no deja huella o rastro alguno de sus crímenes y de los enfrentamientos con la policía, fuerzas armadas o de seguridad preventiva, resaltando el poder bélico con que actúa.

Se habla mucho de la delincuencia organizada y es de observar respecto a ésta cuatro clases: la que se encuentra dentro del sistema, la que se encuentra fuera del sistema, la mixta y la transnacional.

En épocas distintas, los analistas de la historia encuentran las formas en que los delincuentes actúan, hallando remotos antecedentes en países como Japón en el cual en el siglo VI a.C. aparecen organizaciones delictivas llamadas yacuza; en China señalan a las tríadas; y, en la India a la mano negra.

Una de esas organizaciones que es conocida mundialmente lleva el nombre de la mafia de Sicilia, que en la actualidad ha perdido el poder con que otrora fuese conocida. Su origen es revolucionario al igual que su adaptación y transformación en el transcurso del tiempo. Sus características e influencia social y económica se hicieron evidentes en el mundo cuando los mafiosos sentaron sus reales en Norteamérica; hoy, es superada por los cárteles latinoamericanos.

Guiados por la historia advertimos que a través del siglo XVIII, España como potencia mundial, fue rebasada por Austria. El estallido de la revolución francesa logra asombrosos cambios en la política europea, facilitando en 1796 a Napoleón Bonaparte cruzar los Alpes y derrotar a los austriacos y norte de Italia, conquista que le permite a las tropas bonapartistas avanzar y apoderarse de la mayoría del territorio italiano. Derrotado Napoleón suceden cambios, pero los italianos jamás lograron recuperar sus derechos ni su autogobierno.

En dicho contexto del poder dominante de Francia encontramos el origen de la mafia italiana, ya que desde 1851 hasta 1870, idealistas patriotas pretendieron recobrar el territorio italiano, expulsando de su suelo a gobernantes extranjeros buscando la unificación de Italia y recuperación de los territorios pontificios. Esta memorable acción influyó en el desarrollo de organizaciones secretas. Una de ellas fue la mafia que formaba parte de grupos insurgentes en contra de las fuerzas francesas. La mafia surge en la clandestinidad como grupo de choque revolucionario.

La palabra mafia significó muerte a Francia Italia anhela. Importa señalar que la heroicidad de estos revolucionarios es totalmente distinta a lo que sucede posteriormente respecto a hechos realizados por algunos integrantes de ese grupo. Concluida la revolución desaparece la razón de existencia de grupos armados y clandestinos. Sin embargo, es en esos momentos cuando algunos exguerrilleros se aprovechan de la forma de organización ya conocida, para continuar con actividades al margen de los fines patrióticos; esto es, actividades ilícitas y clandestinas, con la única finalidad de obtener lucro personal.

De esa manera, aprovechando los esquemas organizativos originales y adaptando audazmente en su interior ideas místicas con las que resaltaban historicidad de orígenes romanos, se inclinan sin escrúpulo alguno a la explotación de comercios ilícitos, utilizando además como elemento de presión el terror provocado en sus víctimas. Cabe advertir que algunos teóricos señalan el origen de la organización en la gendarmería Siciliana, sosteniendo que éste se hace presente cuando adquieren su carácter de organización criminal, imponiéndose un código de honor, en el cual el culto al terror se manifiesta en la jurada lealtad y silencio de sus miembros, cuya prueba de afiliación consistía en aceptar un duelo a muerte.

En el transcurso de los siglos XIX y XX, Italia está viviendo la modernidad y en ésta la mafia que se origina en grupos de bandidos sicilianos opera por su cuenta; primero sin organización común, y después jerarquizada. Es de observar que estos grupos mafiosos provienen de una fase precapitalista, cuando los señores feudales pagaban los servicios de bandidos que guardaran sus dominios a cambio de la protección que les brindaba, respecto a la autoridad real. Ello presupone la inutilidad de los aparatos de justicia y por ende, la puesta en práctica de la Ley del Talión y como resultado de esto, la justicia privada, por ejemplo: la vendeta. Es así, -sostiene Bernardo Gómez del Campo-, que los intentos de los gobiernos italianos tendientes a restringir o suprimir la mafia han resultado, por mucho, insuficientes o fracasados, sobre todo, como consecuencia de la corrupción política y administrativa y del asesinato de jueces y funcionarios.

Llegamos a la actualidad. Hoy la palabra mafia significa no sólo al grupo criminal surgido históricamente en Sicilia, sino a todo aquél caracterizado por su estructura organizativa cerrada, su deshumanizada capacidad de violencia, presentando además estrecha relación con una población y un territorio.

Antony Serge advierte que: “La Mafia Siciliana, la Camorra Napolitana, la N’Drangheta Calabresa o la Sagrada Corona Unificada (Sacra Corona Unita), corresponden a unas sociedades arcaicas, de tipo clánico en donde la familia representa el núcleo fundamental”. Y agrega: “Es precisamente este modelo de familia patriarcal, con sus reglas de jerarquía y de lealtad entre sus miembros que sirve de base común en la organización de los cuatro grupos mafiosos mencionados”.

La mafia siciliana o cosa nostra, halla refugio en el continente americano y ha operado en los Estados Unidos de Norteamérica. A diferencia de otros grupos criminales su estructura es rígida, con un dirigente absoluto, su base se encuentra en la “familia” y a sus integrantes se les conoce cómo “hombres de honor”; como grado intermedio está “el jefe de cena” que es quien tiene a su disposición la estructura militar de la familia. Al jefe de la familia se le llama “representante” y resulta de una elección –y es aquí donde los analistas históricos encuentran la estructura falsamente democrática de la familia-. En realidad dicho jefe es electo representante sobre la base de relaciones de fuerza. Varios representantes de la familia designan a un “representante provincial”. Esto tiene valor para todas las provincias sicilianas, con excepción la de Palermo ya que aquí el organismo vértice es “la comisión”, integrada por los representantes más importantes de la familia. Estos bandos tienen total independencia de su territorio y actúan únicamente como instancia arbitral para solucionar conflictos. De ello observamos que la organización de esta mafia la forman diferentes familias con un jefe cada una de ellas quien es su dirigente absoluto.

Debajo de esa jerarquía se encuentran:

SUBJEFE. Es quien apoya a la cúpula en toda su labor. Sin embargo, carece de facultades decisorias.

CAPITÁN O CONSEJERO. Es el transmisor de las órdenes a los últimos ejecutores, pero que desconoce realmente si la orden proviene del dirigente absoluto o del subjefe.

SOLDADOS. Son los que hacen los contactos o ejecutan las acciones.

Es menester destacar que jamás los integrantes de la organización obtienen ganancias haciendo trabajos para ella, como sería el caso de un contrato de homicidio. Sus trabajos forman parte de su responsabilidad por el hecho de ser integrantes. Las efectivas ganancias son el poder realizar, en nombre de la organización, diversos negocios en los que son respaldados con impunidad, contactos, poder, y sobre todo, con la legitimidad que provoca su fama de temibles.

Las citadas tres organizaciones –observa Gómez del Campo-,poseen una visión tergiversada de cierto tipo de valores comunes de la sociedad. Conceptos como los del honor, la amistad, la justicia y la tradición, los adaptan con un significado muy particular que responde a los intereses que sostienen como asociación delictiva.