25/6/09

NO NOS EQUIVOQUEMOS

(Antónimos, parónimos y homónimos)


Accesar o acceder
Alabar o a lavar
Balance o balanza
Descartar o descastar
Discutir o discurtir
Patrocinio o latrocinio
Acatar o atacar
Flamboyán o framboyán
Calentar o alentar
Votar o botar
Periodo o período
Asentar o acentuar
Cegar o segar
Aptitud o actitud
Ocaso o acaso
Encauzar o encausar
Demente o de mente
Asesinar o acecinar
Abocar o avocar
Hechar o echar
Sin embargo o mas sin embargo
Más o mas
De o dé
Alagar o halagar
Halla o aya
Haiga o haya
Mentar o mentir
Círculo o circulo
Abrevar o abreviar
Dínamo o dinamo
Ballena o va llena
La radio o el radio
Médula o medula
El Internet o la Internet
Ícono o icono
Chicozapote o chico sapote
Elite o élite
Valla o vaya
Balido o válido
Oveja o abeja
Visera o viscera
Obsecuente u obediente
Cleptomanía o latromanía
Papá o papa
Detestar o destetar


Nota: Agregue las que se le ocurran y hágalas circular en caso de que esté “aburrido” y no tenga nada en qué entretenerse.

18/6/09

LA PATRIA ES PRIMERO

¿Por qué la poesía no pega
en el rostro de los hombres
sonámbulos?

No es caracol el oído
sino la simulación
de ruidos extraños.

El parlamento está ausente
de milagros.
Van las cruces sumando
los muertos
y el habla irredenta
está cayendo
de los labios.

46 niños. 46 cruces
y en vano se repite:
¡la Patria es primero!

Para vivir hay que olvidar.
¿Morir acaso es la distancia?
¿Quién acude al doble de campanas?
Y al acoso del alma
la acción espera inútilmente.

11/6/09

HISTERIA

Y PROTAGONISMO

La histeria es una enfermedad que se manifiesta más, generalmente, en las mujeres que en los hombres. El histerismo es una neurosis que en grado progresivo puede llevar al paciente a la locura. Sus reacciones son violentas, sus ademanes caricaturescos, la mirada es vidriosa, y las palabras suelen aflorar a los labios del histérico en forma atropellada con signos inequívocos de falta de control sobre sí mismo.

El protagonismo es afán de notoriedad. Impulso incontenible por subir al estrado, al podio, tarima, taburete o cima.

El protagonismo histérico suelen sufrirlos quienes sin personalidad definida aprovechan cualquier circunstancia para destacar.

El protagónico histérico, anhela ser el héroe del drama. Sus gestos, sus ademanes, su afán exhibicionista lo manifiestan como individuo inestable, saturado de complejos, de frustraciones, falto de ideales que, encumbrado por el rango, se sueña mesías, guía, líder, conductor o badajo de campana con clamores populares.

Su neurosis, característica de su irreversible mal, afecta su inteligencia, su sensibilidad, sus movimientos que rayan en actos convulsivos, sofocaciones, gritos, gesticulaciones que culminan en manifestaciones agresivas de contrariedad.

Su complejo de autoestima lo lleva al extremo de considerarse infalible y poseedor único, indiscutible, de lo que considera la verdad y que apasionadamente enarbola para asombro de las generaciones presentes, futuras o en estado de gestación.

El protagonista histérico trata de mostrar al mundo que él tiene merecimientos superiores a cualquier ser humano.

El protagonista histérico goza las transfiguraciones del ensueño en las que se representa como elegido de los dioses y como guía espiritual de un pueblo.

El protagonista histérico ansía el estímulo de la tribuna, de la escenografía, de las luces deslumbrantes en el drama; del parlamento aprendido de memoria y del auditorio a quien demanda la gratitud de sus aplausos.

El protagonista histérico tiene como destino la oscura sombra del poder.

El protagonista histérico es volcán en erupción. Ola enardecida. Irresponsable manipulador de conciencias.

El protagonista histérico tiene dos compromisos: con él mismo y con su apasionada adversidad.

8/6/09

PEPE FRIAS

CONSTANCIA DE UN DEBER CUMPLIDO

A José Frías Cerino

Asistimos a la convocatoria espiritual de José Frías Cerino. Su ausencia física la recordamos con cariño, con tristeza y también con la devoción que le debemos al amigo sincero, al hombre que hizo eslabones de una irrompible cadena de amistad.

El recuerdo es la patria del alma. Cuando recordamos a nuestros seres queridos se proyecta en nuestro pensamiento la imagen viva y terrenal de quienes fueron sembradores de afecto y de perpetua presencia en nuestro corazones.

José Frías Cerino nació periodista. Supo hacer de la palabra encendida flama en la que, la honestidad se iza cual banderín de triunfo, por quien ella, la verdad resplandece sin temores de olvido y sin abajamiento moral.

La madre y familiares de este honesto periodista compartieron en su limpia trayectoria sus alegrías, sus instantes de flaqueza, su rebeldía puesta de manifiesto en cada una de las letras que escribía y que dejó como constancia, por propia decisión, de la obligación, del deber y del compromiso contraído por vocación, de no ocultar realidades, de no postrarse frente al poderoso, de no estrangular su voz en la garganta y de expresar públicamente las inconformidades populares ante el abuso del poder, la confabulación de intereses partidistas, de gremios de la corrupción y de la soberbia de quienes cínicamente exhiben cubiertos con el coparticiparte manto de la impunidad, sus haberes mal habidos, que, a la altura de los más frondosos árboles, miran con indiferencia y petulancia el transitar a ras de tierra y con el cuerpo erguido de aquellos que hacen de la honestidad herencia para sus hijos y el pulcro blasón que perdura sin necesidad de soldar apellidos o de temores a la reprobación histórica de sus actos.

Conocí a José Frías Cerino; muchas veces cambiamos opiniones, a veces, de acuerdo y, en ocasiones, de desacuerdo, sin que por ello variase nuestra amistad.

Conmemorar este día en el que se celebra la libertad de expresión; hacerlo con cariño, con respeto y admiración en homenaje a un periodista de verdad que hizo de la palabra escrita la justificación de su existencia, es compartir con beneplácito el compromiso de preservar el derecho a la libre manifestación de las ideas.

La libertad de expresión es ejercicio de una vocación peligrosa, de una vocación que ha costado la vida de muchos valerosos hombres de este oficio, negados a claudicar de sus ideales; negados a servir a la mentira; negados a percibir prebendas; negados a la propaganda mercantil de vanidosos vividores de la política; negados a crear, a dibujar, a estimular, a impulsar, a elevar y a construir muñecos de papel, efímeras personalidades o vanas glorias que, organizadas, unen complicidades sin llenadera alguna, para hacer víctimas a la sociedad de sus inescrupulosos afanes y su traición al mandato popular.

Vienen a nuestra memoria los nombres de periodistas que con valentía y pundonor hicieron del señalamiento público, de la crítica y de la opinión, labor cotidiana, sin compromisos vasallos y con la firme convicción de ser portavoces de la inconformidad popular. A esa estirpe de hombres de pensamiento libre y sin mordaza, pertenecieron en vida y trascendieron para siempre, las vitales presencias de Belisario Domínguez, Gurdiel Fernández, Félix Fulgencio Palavicini, Andrés Calcáneo Díaz. Napoleón Pedrero Fócil, Manuel Antonio Romero, José Pagés Llergo, Regino Hernández Llergo, Humberto Muñoz Ortíz, Isidoro Pedrero Totosaus, Pedro Ocampo Ramírez, Ramón Salvador Soler, Francisco Gutiérrez Lomasto, José María Bastar Sasso, Trinidad Malpica Hernández y los que sufrieron tortura y secuestro, entre los que contamos a Federico Calzada Valencia, director del Fuste; Manuel Hidalgo del Valle, director de Noticias; y, los hermanos Jiménez, que dirigieron El Cóndor.

Periodistas honestos, periodistas sinceros, periodistas que cumplen con su obligación de ejercitar la palabra escrita, respetando su derecho a expresarse libremente, sin el agobio de compromisos infamantes, sin que el odio, sin que la mediocridad, sin que la vileza de intereses mezquinos manchen su conducta, son necesarios para la defensa del bien común público. El periodista con criterio, con oficio, con dignidad, sabe usar la palabra con decoro, ajeno al servilismo, a los falsos elogios o a interesadas presiones convertidas en chantaje o en insultantes agravios.

La palabra es como el mármol. Aquél en manos del escultor se convierte en animados bustos o en admirables estatuas y, ésta, en manos del verdadero periodista se convierte en caja de resonancias del reclamo popular.

José Frías Cerino: que el llanto, la tristeza, no empapen tu recuerdo. Seguirás siendo lumínica presencia y ejemplo de la verdad escrita con responsabilidad y fulgores de belleza. Seguirás siendo ejemplo para aquellos que eligieron, sin miedo a la pobreza, el camino del periodismo veraz, conquistando con ello la confianza del mandante que es el pueblo y el respeto del buen mandatario, que lo es quien, a nombre de ese pueblo, gobierna con decisión, con honestidad y con la firme convicción de servir sin frustraciones, sin amarguras, con los pies clavados en la tierra y la mirada en el futuro como destino final que la historia juzgará sin prisas, sin alabanzas inmerecidas y sin rencores.

2/6/09

LA PATRIA

¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaa
aaaaa
ay!


Nos quitaron nuestros dioses.
Nos quitaron nuestras lenguas.
Nos quitaron nuestra tierra.
Nos quitaron el valor.
¡No es verdad! ¡No es verdad!
¿Sólo venimos a morir?
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaay!
¿Qué será de nuestros hijos?
¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!