5/10/09

LOS ACARREADOS

Los acarreados son mercenarios del voto. Favorecedores del mejor postor. Subasta pública de intereses partidistas. Seres humanos que transportados en avión, autobuses, camiones de volteo, carretillas de mano o acémilas, toman la condición de carga.

El acarreado espera con ansias fechas preelectorales, concentración de grupos, marchas de protestas, plantones y el advenimiento de los nuevos mesías sexenales que habrán de lograr el milagro del cambio y la modernización.

Los acarreados son adoradores de siglas, memorizadores de proclamas, repartidores de panfletos, recolectores de escoria, simuladores tumultuarios y admirables artistas para embarrar paredes y mantas con nombres y consignas en los que ya nadie cree.

Los acarreados son el eco, nunca la voz. Su grupúscula presencia hace ruido, pero no convence. Desgastadas sus palabras, sus frases percuden el aire con exaltaciones rutinarias que en vez de admiración prohijan lástima por el desdoro en que se manifiestan.

Faltos de oficio, buscadores de beneficio, chambistas en la banca, los acarreados gritan con un sueño de esperanza en el porvenir del candidato en turno.

Los acarreados son de primera, de segunda, de tercera, de cuarta y hasta de quinta categoría. Se les identifica por el transporte en que se les amontona; por el lugar que ocupan en los mítines de plazoleta; en los recintos de lecturas de informes; en las bancas próximas o lejanas al santo patrón en turno.

Vacíos de ideales, carentes de convicciones, agobiadores de conciencias, los acarreados son el emblema vivo de la antidemocracia.

Turbamulta del desprestigio, del rumor, de la parlante consigna, los acarreados medran en su jerarquía desde un taco hasta la sobra de los banquetes oficiales. Convertidos en la hez de los desperdicios de facción o partido, los acarreados aguardan pacientemente la propina o la contra del extenuante desgaste físico de su amotinada presencia.

Los acarreados anuncian. Se preparan. ¡Ya están! ¡Al ataque! ¡Se ve, se siente, acarreados hoy presentes!.