22/7/09

DOLOR POR EL RECUERDO

El olvido es limimento que suaviza pesares. Tratemos siempre de cerrar el umbral de nuestros dominios para evitar sombras desagradables.

Muchas veces nos preguntamos: ¿Dónde se encuentran el principio y el final del tiempo?, vienen a nuestro corazón los dardos de una lluvia eternizada en la memoria, de esa confusión de imágenes que el crepúsculo resuelve en presagios de ausencia.
De pronto entramos a la casa del silencio donde la nada habita la soledad, vieja prostituta que se acomoda los guantes en espera de quien no llegará.

Sobre los tejados de la desesperanza ulula un viento gélido que cala nuestro cuerpo. El ensueño nos invita a convivir con los recuerdos; la noche seduce con luceros y, visita inesperada, transita suavemente a nuestra alcoba, se acomoda inocentemente a nuestro lado, la sangre fluye a corazón abierto, ignoramos si dormimos o estamos despiertos, las ansias de ser, de poseer, de penetrar, de estrechar cuerpo a cuerpo, es el instante que nos hace columpiar un infinito de ansiedades. Desnudos en la cama ignoramos todo mundo exterior. Palpita el corazón y sin palabras escurre en nuestro ser un olor a guanábana y a semen del silencio.


FULGOR

Pasas con una exhalación.
Lo sabe la mirada,
también el corazón.


ESPERA

¡Qué no llegue la noche!
Ayer, decía.
Y hoy, que te siento, Amor,
¡Cómo quisiera
que no llegase el día!