29/3/09

LA ALEGRÍA

La alegría es canto de amor y canto de esperanza. Es despertar al alba con trinos de jilguero. Es vino del crepúsculo sobre la mantelería del cielo, derramado en manchas de nubes y de luz.

Caminante alegre, el sol con sus dorados pasos calienta la tierra y hace germinar la canción de vida en la ribera, en la montaña, en la sabana y en los labios sedientos por nostalgia.

La alegría es flor del corazón. Savia que asciende desde las raíces hasta el fruto que madura en gajos de anhelos mecidos por el viento, suspendidos a la altura del paisaje.

El sembrador de esperanzas llena sus alforjas de alegría, esparciéndola como una eterna y antigua milagrería de espejos y hojalata.

La alegría es el ensueño de la madre acunando en sus brazos al recién nacido.

Es la ternura de la esposa en espera con ansias a quien parte de su ser cumple en su honrado trabajo la gloria de una jornada plena de satisfacciones.

La alegría es despertar del alba sacudiendo sonajas, que son árboles del día. Es la caricia pendiente de una lágrima. Es la redención señalando el futuro de los hombres. Es la pasión convertida en guitarra con mástil de arpegios y cuerdas del alba.

Es la entrega total en unidad de dos, integrados en uno. Es la crucifixión del beso y las nupcias de luna y de lucero.

La alegría es la bendición de Dios transmutada en rocío sobre la piel del mundo.

Es llanto. Sonrisas. Gratitud. Resurrección.

Manos entrelazadas. Inocente ilusión. La alegría es amor.