Jano, entre los romanos, era el dios de los principios y de los fines. Cuando alguien emprendía un negocio, un viaje, o terminaba con éxito una empresa, imploraba o agradecía la asistencia del dios, quien también era considerado guardián del cielo y protector de los atrios y puertas de los hogares.
El templo de Jano tenía 12 puertas, correspondiendo cada una a los meses del calendario juliano. A Jano se le atribuía la facultad de ver al mismo tiempo el porvenir y el pasado, y por eso sus estatuas lo demuestran con dos caras, mirando en direcciones opuestas.
El nombre de Enero proviene del latín Januarius, que a su vez deriva de Janua (puerta) porque el primer mes del año es la puerta del tiempo que comienza.
Febrero.- Adoradores igualmente de deidades femeninas, los romanos tenían en Februa, la diosa de las purificaciones, que en realidad esa denominación era un sobrenombre de la diosa Juno, la Hera griega.
La celebración de ceremonias de purificación en honor de esta diosa se llamaba “fiestas februales”. De la palabra februarius se deriva la palabra febrero, con que se nombra al segundo mes del año. Cabe señalar que es el mes más corto, ya que comprende 28 días en los años comunes y 29 en los bisiestos. Se le agrega este día porque, constando el año aproximadamente de 365 días y 6 horas, al cabo de cuatro años esas horas han formado un día, que se agrega a febrero por ser el más corto.
La innovación que comentamos data de los tiempos de Julio Cesar quien ante la acumulación de tales fracciones que producía un desconcierto notable entre las fechas corrientes y no coincidía con la periodicidad de los fenómenos celestes, llamó a Sosígenes, renombrado astrónomo de Alejandría quien propuso que a cada cuatro años el día 24 de febrero, que el cómputo romano llamaba sextus kalendas marti, se repitiese, quedando así el referido mes aumentado en un día, llamado bissextilis, o sea bisiesto.
La inexactitud de dicho cómputo hizo necesaria con el tiempo la corrección gregoriana, llamada así por Gregorio XIII, quien fue el Papa que la decretó: esta corrección suprimió algunos años, bisiestos y restableció en su verdadero lugar la época del equinoccio de primavera.
Marzo.- Es Marte, el temible dios de la guerra, omnipotente a causa de su gran poderío y fortaleza. Los romanos le pedían la lluvia para sus campos y lo consultaban en sus asuntos privados. Marte da nombre al tercer mes del año.
Abril.- El cuarto mes del año es representado por la figura de Aprilis. Abril era para los romanos el mes en que la naturaleza “se abría” llenando al paisaje de luz y esperanza. Era como si la vida despertase de un largo sueño aletargada y aterida por los fríos del invierno.
Mayo.- Su nombre se debe a la apacible majestad de la diosa Maya, hija de Pleyonea y de Atlas, rey fabuloso de Mauritania, transformado en montaña por Júpiter y condenado a sostener el mundo sobre sus hombros.
Junio.- Su nombre se lo disputan la diosa Juno y un altivo mancebo romano llamado Junius. Las opiniones difieren sobre el origen del nombre de este mes; unos lo creen consagrado a Junius y otros a la diosa Juno, recibida por los romanos del olimpo griego.
Julio.- Con este nombre se conoce el séptimo mes del año. Deriva de la palabra Julios. Julio Cesar, soldado, gobernante y escritor fue uno de los más grandes hombres de la antigüedad.
Agosto.- Deriva de Augustus. El emperador Augusto celebraba en este mes los más señalados acontecimientos de su vida.
Septiembre.- El primitivo año romano constaba de 10 meses, cuatro de 31 días y los 6 restantes de 30, que hacen un total de 304 días. El primero de los meses de ese primitivo año, era martius –marzo- y, por consiguiente septiembre era el séptimo, número ordinal que los romanos escribían por medio de las letras de su abecedario.
Octubre.- El nombre proviene de octo cuyo significado en latín es ocho, sólo que octubre, que en un principio fue el octavo mes del calendario romano, pasó luego al décimo lugar desde que Numa, rey de Roma, fijó el principio de año en el día primero del mes de enero.
Noviembre.- Era el noveno año en el antiguo cómputo romano y por eso se le conocía como novembre. Se contaba entre los más importantes respecto a fiestas religiosas y estaba consagrado a Diana.
Diciembre.- Proviene del Latín december, de decem –diez- y era el último mes del cómputo romano.
Desde el principio de la era cristiana en diciembre se celebraban las fiestas del hogar en las que el mundo cristiano conmemora el nacimiento de Cristo, es el mes de las festividades de Nochebuena y Navidad.
Trinidad Malpica H., en su Glosando “Verdades”, de El Hijo del Garabato de fecha 2 de enero de 1976 señala que de hecho y de derecho que el año de 365 días es Pagano y que el Papa Gregorio tuvo que adoptarlo en tanto que la Iglesia Católica lo aceptaba y le imponía su santoral cristiano. Luego vino –explica- la clasificación y nombre de los días de la semana que también son Paganos: el lunes en honor de la Luna, martes a Marte, miércoles a Mercurio, jueves a Jobes (Júpiter), viernes a Venus, sábado a Saturno y el domingo le quedó a Dios porque domingo es Dómine que equivale a SEÑOR y señor es el nombre con que se ha conocido o denominado a Dios.
[1] Mitología.- Por Alicia Barrera Martínez.- Tomo III.- El Nuevo Tesoro de la Juventud.