18/11/09

OSARIO DE SOMBRAS

La tarde agoniza. El disco solar muestra en carne viva las heridas sangrantes de un día de intensa labor. El firmamento que lució desde el alba sus limpios azules, de pronto escurre venas de rojo y ramas encendidas en desesperado aniquilamiento.
Nada es eterno. Todo fluye según la sabia expresión de Heráclito de Éfeso. A nadie le es permitido bañarse dos veces en las aguas del mismo río.
La política es arte y es acción; pero también es tiempo. El dios Cronos es vigilante permanente del quehacer de los hombres de Estado. Un proyecto, un programa, una decisión, tienen su tiempo. Si la uva madura y ofrece su exquisito jugo a los labios del buen catador, es porque antes del fermento respondió a una responsable temperatura graduada en reloj y calendario.
Así, en la política no hay antes ni después. Todo en su oportunidad, Nunca el tiempo cronológico es coincidente con el tiempo político. El drama cambia, los actores pueden ser los mismos, ante el público, el desgastado uso de quien poseedor de virtudes patrias, ha participado en diferentes tragedias, simbólicos dramas o humorísticas comedias en las que los parlamentos son los mismos, los ropajes similares y el gesto de los actores inconfundibles a base de machacar la inoperante retórica.
Nadie se retira de la política. Nadie vuelve a la sombra por su gusto. A nadie acostumbra el silencio de la frustración. El tiempo es el verdugo de quienes forzosamente se verán obligados a abandonar la escena.
La vida tiene un ciclo. La política también. Quién emprende el éxodo, difícilmente regresará.
Quién ha comido el fruto prohibido, tendrá que inventar su propio Paraíso.
En la geografía, Sicilia expresada en los mapas, da la impresión de una piedra lanzada hacia el mar, de un puntapié propiciado por la bota de Italia. La historia nos enseña que también es, el seno de grandes y señoriales familias, cuya razón de ser es el ilícito poder y el dinero.
Adviene diciembre. Mes de esperanzas y desesperanzas. Mes de realizaciones y de inesperadas frustraciones. Mes también de amarguras. De sinsabores o inmerecida felicidad. Quién se va, jamás retorna. El espejo es imagen de luces. Nunca osario de sombras.